NO TODO ESTÁ PERDIDO

Partido de infarto en el que dos equipos se jugaban la vida, con la presión añadida tras la victoria fuera de casa del Celta contra el Levante. La Romareda se transformó en un coliseo de tensiones donde más que fútbol, en el terreno de juego se vio una batalla campal por la supervivencia. 

Jiménez añadió nuevos cambios en el once, ubicó a Fernández en el lateral derecho desplazando a Sapunaru al centro de la zaga junto a Álvaro, también hubo modificaciones en el centro del campo, en vez de Movilla, el de Arahal optó por Pintér. Quedando el once de la siguiente manera: Roberto en puerta, Abraham, Álvaro, Sapunaru y Fernández en la defensa, Pintér y Apoño en el doble pivote, Montañés y Víctor en bandas, Rodri de enganche y Postiga en la punta.

Pero a pesar de la victoria, se vio un equipo roto, una delantera guerrera presionando la salida del balón, pero que en la línea de tres cuartos del Mallorca, la presión se convertía en inexistente, muchos jugadores del conjunto Balear se encontraban sin oponentes que les obstruyeran en una zona donde otros equipos con más recursos hubieran encontrado oportunidades claras. Cierto es que Movilla estaba cansado y últimamente no brilla como antes, pero el húngaro no se hace a la posición, encontrándose muchas veces fuera de sitio y cubriendo con su mera presencia al rival sin llegar ameter el pie.

Algo similar pasaba a la hora de tener el Real Zaragoza el esférico, Apoño quiso tomar la responsabilidad de la salida del balón, pero Manzano había dejado las órdenes bien claras a sus jugadores, presión contínua al malagueño ya sea con un jugador o dos. Así que Apoño, que no divisaba a Pintér, tenía que devolver siempre los balones a la defensa. Por lo que nuestro fútbol se traducía en la tradicional técnica del "patapum pa arriba", donde salvo Postiga, en pocas ocasiones, nadie más olía el balón.

Con o sin Loovens, los goles del Mallorca vinieron de los tradicionales fallos defensivos, el primero de una falta en la que Hemed, máximo goleador del conjunto bermellón, entró sólo a rematar un balón aereo, no diré quién era su marcaje para no repetirme, pero desde el mismo momento en que se saca el balón en la falta, se desentiende de su oponente. El otro gol, fue un misterio en el que Arizmendi acaba sólo delante de una portería vacía, ¿debió Paredes, que había entrado en la seguda parte, cabecear esa pelota?, ¿o debió Roberto no salir?.

En cuanto a los goles del conjunto maño, el gol de Montañés de bella factura, viene precedido de un pelotazo largo que cabecea Postiga a los pies de Víctor y éste ve bien el desmarque entre líneas de Montañés para dejarle sólo contra el portero, estableciendo en ese momento el empate a 1. Unos momentos después Pintér tendría su oportunidad, pero su disparo potente golpearía al guardameta como también le pasaría al Mallorca antes de finalizar la primera parte. El segundo gol que adelantaría a los blanquillos, viene de los pies de Víctor nuevamente, que se interna por la banda para centrar un balón que Postiga remata con la cabeza al fondo de las mallas. Hasta la jornada 11 nos tendríamos que remontar hasta el momento para ver una asistencia de Víctor,  nuestro máximo asistente en Liga.

El tercer gol, obra de Rochina, tiene una lectura previa. Estando todo el partido nuestra zaga sorteando balones, el equipo empieza a ganar fuerza en las pelotas divididas con Rochina y no con Rodri sobre el campo. Una vez Lolo introduce a Bienvenu por Víctor, el poderío físico en este tipo de balones cobra otro matiz. Postiga ya no esta sólo y siempre hay un jugador que puede prolongar la jugada. En este caso Bienvenu es quien crea la prolongación para que Rochina se haga con el balón y con un fuerte disparo realice el gol de la victoria.

La conclusión que saco es que si vamos a seguir jugando sin centrocampo los próximos encuentros, Jiménez debería tomar nota de quiénes son los jugadores que más daño pueden crear en esas pelotas divididas.

Próximo encuentro contra el Rayo Vallecano el Domingo a las 17:00 en la Romareda.