EL REAL ZARAGOZA SE HACE EL HARAKIRI EN EL REYNO DE NAVARRA

Los hombres de Aguirre inexplicablemente se borraron del partido contra el Osasuna a los 10 minutos de juego. Desapareció ese Real Zaragoza con mordiente que se vio contra la Real Sociedad, ese Real Zaragoza con ganas y empeño en el Madrigal, ese Real Zaragoza sólido que empezó a vislumbrarse contra el Málaga. Nada que ver con los anteriores partidos, el conjunto maño salió desconectado, sin identidad, sin parecer un conjunto, tal fue su desconcierto que tenemos que trasladarnos al minuto 78 para poder ver el primer tiro a puerta de los blanquillos. Y eso que Osasuna venía en horas bajas, sin saber lo que era ganar en 5 partidos, con la ausencia de Lamah y con el malestar generado por Mendilibar. Pues menos mal.

El equipo rojillo sin calidad y sin buen juego puso en cuadro al bloque de Aguirre. Un bloque comandado con Roberto en la portería, Paredes, Da Silva, Mateos y Juárez en la defensa, con Meira y Ponzio en la media, Barrera y Lafita como interiores, Luis García como segunda punta y Hélder Postiga como ariete.

El partido empezó trabado, sin organización, a ambos equipos parecía quemarles el esférico en los pies, los pases eran malos e imprecisos, nadie tomaba la decisión de controlar el balón y levantar la cabeza. Hasta que al Real Zaragoza se le olvidó jugar al fútbol y el Osasuna sin hacer nada se encontró con 3 goles en su marcador: Raul García en el 17, Nino en el 26 y Nekouman en el 29 fueron los artífices de la victoria del conjunto navarro. Cada uno de los tantos fueron balones muertos que se pasearon alrededor del área maña, balones que se cruzaron de Este a Oeste hasta que algún jugador rival la empujaba al fondo de las mallas.
 

 
El camino fácil es culpar a la defensa y realmente son los culpables, el desconcierto que hay con los balones aéreos empieza a ser preocupante. Pero es que el Real Zaragoza no ha salido prácticamente del mediocampo, eso se debe a que Meira y Ponzio no han podido conectar ningún pase con las posiciones adelantadas, por lo que para la defensa, permitirse 4 fallos en 90 minutos es lógico y entendible, aunque también enormemente preocupante. Y es que el esférico no nos ha durado nada, ¿alguién recuerda a Barrera desbordar?, Lafita lo ha intentado en alguna ocasión, pero más por fé que por otra cosa, porque el canterano ha estado lento y flojo. Luis García ausente en el ataque y Postiga solo, sin oler un balón.

Y luego están los cambios, el primero el de Micael por Paredes, el luso posiblemente sea el jugador más regular en toda la temporada, ha estado desaparecido en todos los partidos que ha vestido la camiseta del Real Zaragoza, en éste también. El portugues sólo ha servido para que veamos a Ponzio en el lateral izquierdo. Para el resto de cosas, cómo para hacer llegar el balón a los interiores o a los puntas, nada de nada. Juan Carlos que ha salido por Barrera, también se ha ido apagando hasta darnos una versión distinta al del Villamarín, el chico apunta formas y maneras, pero con sólo 30 minutos por partido, al chaval no le da tiempo de integrarse en el terreno de juego y coger calor. Por último está el cambio de Lanzaro por Lafita, un cambio de lo más decisivo, un auténtico revulsivo que lógicamente no ha servido para nada, sólo para que no nos haya quedado con la imagen de ver a Ortí debutar.

En 90 minutos hemos pasado del León rampante al manso gatito. Ahora quedan 70 horas para volver a cambiar una vez más la imagen de este equipo, o estaremos a merced de un Valencia dispuesto a arrebatarnos los 3 puntos de este miércoles en la Romareda. Señores, ¡no podemos permitirnos semejante empanada con los partidos que se avecinan ahora!.